__________________________________________________________________
REFORMA (FINAL LADO B)
Se le quedó mirando fijamente con la esperanza de obtener alguna respuesta.
Ella no podía hacer nada; no quería hacer nada. Nunca había prometido nada a nadie, ni tendría tampoco la obligación de cumplir con algo. Sus molestias se convirtieron en enfado.
“¿Esto es lo que tienes que ofrecerme? ¡No me hagas reír! ¿Vacío, soledad y desesperación? Eso lo tiene cualquiera y sin que alguien se lo otorgue” Se dirigió a la puerta al fin resuelta a dejar esa farsa. ¿Reforma? ¿En qué había estado pensando? Darle una oportunidad a quien sabía que no valía la pena; había sido una gran torpeza. Ya me voy a reformar: la frase maldita que había sido incrustada en su cerebro -por alguien que ya no estaba- había cobrado una única víctima, sin haber sido ésa la intención primera: Ella. Tomó el picaporte de la puerta, cuando él se acercó y la alejó con una mirada aterradora.
Se tornó salvaje.
La aventó y la volvió a aventar hasta que la tiró al suelo. Cayó sobre ella. Ella pataleó, arañó y mordió. Él era un mero peso muerto, sin voluntad ni razón; le tapó la boca y la nariz; ella seguía luchando. Punción, dolor, sangre. Silencio.
Se le quedó mirando fijamente con la esperanza de obtener alguna respuesta.
Ella no podía hacer nada; no quería hacer nada. Nunca había prometido nada a nadie, ni tendría tampoco la obligación de cumplir con algo. Sus molestias se convirtieron en enfado.
“¿Esto es lo que tienes que ofrecerme? ¡No me hagas reír! ¿Vacío, soledad y desesperación? Eso lo tiene cualquiera y sin que alguien se lo otorgue” Se dirigió a la puerta al fin resuelta a dejar esa farsa. ¿Reforma? ¿En qué había estado pensando? Darle una oportunidad a quien sabía que no valía la pena; había sido una gran torpeza. Ya me voy a reformar: la frase maldita que había sido incrustada en su cerebro -por alguien que ya no estaba- había cobrado una única víctima, sin haber sido ésa la intención primera: Ella. Tomó el picaporte de la puerta, cuando él se acercó y la alejó con una mirada aterradora.
Se tornó salvaje.
La aventó y la volvió a aventar hasta que la tiró al suelo. Cayó sobre ella. Ella pataleó, arañó y mordió. Él era un mero peso muerto, sin voluntad ni razón; le tapó la boca y la nariz; ella seguía luchando. Punción, dolor, sangre. Silencio.
__________________________________________________________________
Continuará con: "NO LA MATÉ, LA HICE CACHITOS"
4 comentarios:
me gusta eso de punción!
ya quiero ver de qese trata eso de hacer cachitos!!!!
espero que no tenga qe ver con vegetales!
jajajajajaa
:P
¿Reforma? ¿En qué estaba pensando? Frase maldita en realidad. Espero la siguiente parte. Me gustan los personajes que se permiten la crueldad o que provocan la desesperación.
Soy la mala... Fernández. Ajá. Y también soy una mala persona, aunque a veces soy re-buena.
holaaaa
ya actualizamosss chulachulitaaa
chécalo prontooo!!!
Publicar un comentario