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Discurso
Y tú de zampón, insolente y preguntón, nomás tantito, dices tú y ya cuando miro, lo tienes toditito en la boca: que la comida, que las leperadas, que las preguntotas.
Y mira nomás en qué andrajos te andas presentando pa’pedir trabajo, con razón nadie te toma en cuenta, mira que ni Lolita de la cuadra te reconoce ya. La otra vez me preguntó por mi muchacho y no supe si decirle que era el que andaba rondando la cuadra o el que andaba fueras buscando trabajo. De la vergüenza no atiné mas que decir que quién sabe y me metí rapidito pa’la casa. Y ya que de rato llegaste tú, quesque de un trabajo y que si haber si te lo daban. Haber pa’cuando. Fueras como tu hermana, que ya hasta novio tiene, que jura y perjura que la va a sacar de trabajar cuando se casen.
¡Mira nomás, ya estás sobre la cazuela! ¡Deja allí! Es para el novio de tu hermana, muchacho tan atento y guapo, siempre de traje y con uñas bien cortadas. Así deberías ser tú. ¿Que tu hermana qué? Te encanta levantarle falsos; ella es incapaz de hacer esas barbaridades, si sabré yo, que la crié. ¡Sácate! Ya parece que la haz de estar viendo en esos lugares a los que tú vas, si ella no es como tú, que nada más piensa en esas cosas. Ya me imagino las cochinadas que harás allá. Todo por desobligado, desvergonzado. Tu hermanita qué tendría que estar haciendo allá, si aquí tiene su casa, su cama, su comida. Si tiene novio que la cuida y la respeta. No te rías. He visto cómo la trata; siempre tan caballeroso y atento. Jamás deja que ella abra una puerta. Si tu padre hubiera sido así, otro gallo nos cantara y, sobretodo a ti, que vas directito a sus pasos.
Todo por hacerte caso y dejar que estudiaras esas cosas que ni sirven para nada.
¡Ay mijo! ¿Qué hice yo contigo? La vida no se trata de’sas cosas que te pasas escribiendo, puras cosas feas que ni se entienden, siquiera escribieras las historias de la familia, del rancho, lo bonito, los paisajes de tus abuelos, no que nomás escribes de tonterías, de pura muerte, de puras cosas que no. No me vengas con que eso es la sociedad. Ponte a ver las cosas bonitas, la gente buena y trabajadora. Ya sé que dices que no hay de’sa gente, pero fíjate bien, es cuestión de ver las cualidades y no los defectos. Que pesimista eres.
¿Qué? ¿Tu padre? ¡No andes preguntado! Ahí vas con tus cosas. No te interesa. Mejor deberías ponerte a trabajar para que me des, en vez de andarme molestando.
¡Anda! Ve por él, ya ha de andar con su compadre…
Y mira nomás en qué andrajos te andas presentando pa’pedir trabajo, con razón nadie te toma en cuenta, mira que ni Lolita de la cuadra te reconoce ya. La otra vez me preguntó por mi muchacho y no supe si decirle que era el que andaba rondando la cuadra o el que andaba fueras buscando trabajo. De la vergüenza no atiné mas que decir que quién sabe y me metí rapidito pa’la casa. Y ya que de rato llegaste tú, quesque de un trabajo y que si haber si te lo daban. Haber pa’cuando. Fueras como tu hermana, que ya hasta novio tiene, que jura y perjura que la va a sacar de trabajar cuando se casen.
¡Mira nomás, ya estás sobre la cazuela! ¡Deja allí! Es para el novio de tu hermana, muchacho tan atento y guapo, siempre de traje y con uñas bien cortadas. Así deberías ser tú. ¿Que tu hermana qué? Te encanta levantarle falsos; ella es incapaz de hacer esas barbaridades, si sabré yo, que la crié. ¡Sácate! Ya parece que la haz de estar viendo en esos lugares a los que tú vas, si ella no es como tú, que nada más piensa en esas cosas. Ya me imagino las cochinadas que harás allá. Todo por desobligado, desvergonzado. Tu hermanita qué tendría que estar haciendo allá, si aquí tiene su casa, su cama, su comida. Si tiene novio que la cuida y la respeta. No te rías. He visto cómo la trata; siempre tan caballeroso y atento. Jamás deja que ella abra una puerta. Si tu padre hubiera sido así, otro gallo nos cantara y, sobretodo a ti, que vas directito a sus pasos.
Todo por hacerte caso y dejar que estudiaras esas cosas que ni sirven para nada.
¡Ay mijo! ¿Qué hice yo contigo? La vida no se trata de’sas cosas que te pasas escribiendo, puras cosas feas que ni se entienden, siquiera escribieras las historias de la familia, del rancho, lo bonito, los paisajes de tus abuelos, no que nomás escribes de tonterías, de pura muerte, de puras cosas que no. No me vengas con que eso es la sociedad. Ponte a ver las cosas bonitas, la gente buena y trabajadora. Ya sé que dices que no hay de’sa gente, pero fíjate bien, es cuestión de ver las cualidades y no los defectos. Que pesimista eres.
¿Qué? ¿Tu padre? ¡No andes preguntado! Ahí vas con tus cosas. No te interesa. Mejor deberías ponerte a trabajar para que me des, en vez de andarme molestando.
¡Anda! Ve por él, ya ha de andar con su compadre…