
Aguacate y Mandarina tienen bastante tiempo fuera de las garras de sus secuestradores; sin embargo no se han atrevido a seguir con sus impulsos literarios, dado a un bloqueo por tanto encierro. Sólo piensan en sí mismos, en sus fortunas e infortunas, en sus dolencias y alivios, en sus amores, amigos y desamores. Se les ha acabado la energía y necesitan recargar...
¡Coraje!
Mientras, los malvados secuestradores, también intentan seguir adelante con sus maléficos planes; aunque parece que sin el gozo de tener cautivos a grandes personalidades, también sus ánimos de escritura han mermado...
¡Coraje!
Y sólo que yo, un humilde portavoz... con Trompi
¡Coraje!